El arte de la platería en Llerena
de Esteras Martín, Cristina
Con esta obra se pretende abordar la historia de un destacado centro orfebre –tan brillante como inédito- que arranca documentalmente desde fines del XV hasta el siglo XIX. La importancia de Llerena como foco artístico es comparable en los siglos XVI y XVII a otros talleres españoles que tradicionalmente han trascendido a la fama, como Sevilla y Córdoba.
La doble condición de Llerena de capital del Provisorato de San Marcos de León y sede del Tribunal de la Inquisición es la que dio a este núcleo una proyección artística singular. Pero de todas las artes ha sido la Platería la que tuvo mayor alcance y dimensión.
La historia de este centro platero se inicia en los años finales del siglo XV, aunque será en la centuria decimosexta cuando viva su época dorada al coincidir, primero, con la plenitud del Renacimineto, y con la etapa del Manierismo, después.
Todo este siglo se cubrirá con nombres de plateros de gran prestigio -Pedro de Torres, Julián Nuñez o Juan Bravo, entre otros-, quienes definieran con sus creaciones, estilos y tendencias artísticas de personalidad muy marcadas. Pero de entre todos ellos destaca como figura más notable Cristóbal Gutiérrez, artifice de la custodia de asiento de la parroquia de Azuaga (1574), con cuya obra se adelanta al maestro Juan de Arfe en la apertura y consolidación del Manierismo dentro de la platería hispánica.
La transición del siglo XVI al XVII viene marcada por un período muy sugestivo y rico para la evolución artística de este foco, que cristaliza en la figura de Diego Ximénez y en su generoso y singular catálogo de obras.
La actividad orfebre de Llerena se mantendrá vigente durante todo el XVIII hasta entrado el siglo XIX.