El lenguaje de la obra de Georg Büchner, lleno de frases interrumpidas y de palabras cargadas de intención, determinó, en primer lugar, la introducción de múltiples acotaciones en el libreto elaborado por Alban Berg. Este lenguaje, donde el gesto es tan importante como la palabra y lo que se oculta e insinúa tan decisivo como lo que se expresa abiertamente, condicionó una sintexis y una semántica musicales llena de silencios, respiraciones y cambios de registro, donde los temas y motivos cambian, se fragmentan o se asocian de manera sorprendente. Felipe Hernández revela en esta obra que la música creada por Alban Berg en Wozzeck traduce de manera excepcional, tan rigurosa como eficaz, las palabras, los gestos y los movimientos que configuran el lenguaje dramático de Woyzeck de Georg Büchner.

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